HIPÓLITO MORENO
MORALES
Lerdo,
Durango. 84 años
La mirada de
Hipólito es de lo más dulce, te invita a hablar con él. Cuando le pregunte si alguna vez había
cruzado el río me dijo: “Yo cruce una vez al otro lado por el río Bravo, vivía
a orillas del río y luego me fui a McAllen, pero no me gusto, lo mismo te pagan
allá un peso que aquí un peso. Yo
preferí regresarme, me quede a vivir en Reynosa, ya no tengo nada que hacer en
Durango, yo estoy sólo, no tengo familia”.
Para él su familia son los migrantes deportados o los migrantes de Sudamérica
o los que no tienen hogar ni a donde ir y que llegan a este refugio de almas
solitarias en busca de una palabra amable, un plato de comida y un lugar donde
dormir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario