Tuve la
oportunidad de conocer al artista de origen colombiano Álvaro Enciso que
actualmente vive en Tucson, Arizona, todos los martes junto
con otro artista Ron Kovatch y Tucson Samaritans
viajan al desierto de Arizona, siempre hay espontáneos que se unen a ellos como
fue mi caso. El proyecto de Álvaro se
llama –red dots– (puntos rojos).
Álvaro llegó hace
más de cuarenta años a EE. UU., llegó a Tucson en 2011, se incorporó al grupo
de ayuda llamado Samaritans, es un
grupo que hace una labor increíble llevando agua, medicinas y comida para los
migrantes que cruzan el desierto. Como
buen artista, sensible pensó que podría aportar algo más, además de la gran
labor realizada. De esta forma surge –red dots– Se trata de llevar una sencilla
cruz de madera con un –punto rojo– al centro, este punto rojo está hecho con
deshechos de lámina encontrados en el mismo desierto, estas cruces son hechas a
mano por el artista, esta es la manera en la que éste perceptivo artista honra
a los muertos que no pudieron lograr sus sueños, ya que él dice: “yo si logré
realizar el sueño americano”.
Álvaro inició este Proyecto consultando los lugares donde se
encontraron cadáveres de indocumentados en el sitio oficial de la morgue de
Tucson. Posteriormente hay un
especialista estadounidense que vive en Nueva York que le organiza los
mapas y el GPS con la información exacta
donde ocurren las muertes y posteriormente una alemana se encarga de incluir
cada punto rojo con la fecha y sitio de colocación en otro programa. También se
ayudan con mapas topográficos de National
Geographic donde hay información del terreno, puntos estratégicos como
ciertos cerros, tanques de agua para el ganado, caminos arroyos, etc.
Álvaro comenta: “Mi proyecto "red dots" cubre aproximadamente unas 20,000 millas cuadradas, talvez más. hasta el momento he clavado unas 550 cruces más o menos, recorrido en carro, y caminado miles y miles de kilómetros tortuosos para hacerlo. No se sabe cuántas personas han muerto en realidad se sabe que son más de tres mil y hay dos mil desaparecidos.
Gail, una bella mujer estadounidense voluntaria de los Samaritans, nos pide tener cuidado con
las chollas que brincan y te espinan.
Álvaro y Ron trabajan estudiando los mapas y escogen de tres
a cuatro lugares donde clavar las cruces que llevamos en esta ocasión.
Viaja con nosotros una hermosa jovencita proveniente de Nueva York, ella siempre carga las cruces, algo que hace con mucho respeto.
Las otras personas que nos acompañan ayudan a buscar piedras para la instalación de las mismas.
Viaja con nosotros una hermosa jovencita proveniente de Nueva York, ella siempre carga las cruces, algo que hace con mucho respeto.
Las otras personas que nos acompañan ayudan a buscar piedras para la instalación de las mismas.
Otra cruz se puso en el lugar donde murió Roberto Sánchez en
2013, tenía 25 años cuando murió de sed, sol y cansancio, cerca en un ocotillo
había una marca con una camiseta rota.
El día que fui con ellos la temperatura era aproximadamente
de 46º centígrados, es difícil pensar o concentrarse con esas temperaturas.
El desierto es contrastante, otra cruz se puso donde falleció Carlos Alberto Argueta Lezama de 42 años en junio 8 2004, murió de hipotermia (congelado).
El desierto es contrastante, otra cruz se puso donde falleció Carlos Alberto Argueta Lezama de 42 años en junio 8 2004, murió de hipotermia (congelado).
Al estar tomando una fotografía de Álvaro me espine con unos
nopales y Ron me comento: “¿te imaginas lo que tienen que vivir estas personas
caminando por estos parajes en la noche?”, de verdad sigo pensando que son
súper-hombres y súper mujeres que deben tener una gran ilusión para llegar a su
destino.
También Ron me dijo mostrándome el GPS de mano: “en un radio
de 2 millas hay 50 fallecidos, es increíble”. En el grupo ese día iba con nosotros un
sacerdote de origen Peruano, ciudadano del mundo, él ponía rosarios que le
habían donado unas monjas de África en las cruces.
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